Los millones que se volvieron sal y agua



EN EL CEREBRO DEL DELINCUENTE

Santo Domingo

Con mucho pesar, pero con responsabilidad, el personaje de hoy confiesa que nunca pensó que estaba cometiendo una estafa al Estado cuando incluía a algunas personas en una nómina, sacaba a otras por una o dos veces y hacía rejuegos con los cheques que había que entregar.

Inicialmente sentía que estaba haciendo actos de justicia al quitarle el dinero a unos para dárselos a otros que tal vez lo necesitaban más. O simplemente poniendo un expediente de pago encima de otro para que lo firmen rápido, o cambiando uno por otro para que alguien resultara favorecido.

Después, cuando la gente se enteró de que él podía hacer eso desde su puesto de encargado de Informática, comenzaron las ofertas de dinero, a las que dice no pudo resistirse porque era pobre y apenas ganaba 26 mil pesos que no daban para nada.

Lo que más lamenta es que por su primer delito sólo le echaron 5 años, que ya cumplió. Pero por el homicido que cometió enfadado con su testaferro cuando no le quiso devolver “lo que le dio a guardar en calidad de préstamo”, debe cumplir 30 años de condena enajenado de todas las cosas que anheló cuando le hizo caso a la tentación.

Esta es su historia....

Le fallé a mi padre
Tengo 50 años... A mi papá lo mataron en el ’91... 11 de julio recuerdo como ahora, cuatro atracadores. Le quitaron 2,500 pesos. Eso fue en el sector de Herrera para robarle. Él era chofer y mi mamá ama de casa. Yo estudié bien. Me hice bachiller en el colegio Centro de Estudios Progreso que está en Las Palmas de Herrera. Luego ingresé a la universidad, a la O&M, específicamente el 20 de febrero del ‘87, Ingeniería de Sistemas. Me gustaba el Derecho, pero me fui por esto porque estaba de moda en ese tiempo y la universidad era barata. Mi papá era chofer pero me pagó los estudios.

Él siempre fue chofer. Trabajó por muchos años en la Coca Cola (Embotelladora Dominicana) y era muy serio, nunca hizo nada deshonroso. A él lo atracaron guardando el vehículo en el garaje de la casa. No era de él sino de sus jefes. Había una huelga en ese tiempo y aprovecharon el movimiento para atracarlo.

Yo estuve en la universidad desde el ‘87 hasta el ’92 y me gradué, todo normal. Yo era un profesional, lo soy todavía. Cuando me hice bachiller comencé a trabajar en la Coca Cola para pagar mi universidad, después mi papá me dijo que me dedicara al estudio, que él lo iba a pagar. Tan pronto mi papá muere la gente de la Coca Cola nos ofrece trabajo a mi hermano y a mí para compensar la falta de nuestro padre. Y trabajamos. Yo ya casi estaba terminando la universidad. Somos cuatro hermanos varones.

De ahí se tornó difícil la vida para mí. Con la muerte de mi papá yo me enfermé psicológicamente. Me dio úlcera en el estómago de no comer. No estaba preparado para quedarme sin él. No había una cosa que yo quisiera que él no hiciera lo imposible para complacerme. Era todo en mi vida y yo quedé un desastre ... Renuncié al trabajo con el tiempo. Me desestabilicé. Trabajaba contabilidad, auxiliar, pero no me gustaba mucho eso porque no fue lo que  estudié. Para entrar en Informática había un compás de espera, no había vacantes y yo tenía que esperar, aunque contaba con el respaldo de los dueños.

Además, yo no estaba tanto en trabajo. Fui para combatir la tristeza. Estaba en depresión. Eso me dio muy duro porque yo lo quería a él más que a mi mamá. Él sólo me enseñó estudio y trabajo, que todo se gana con el estudio y el esfuerzo. Que él era chofer, pero lo hacía de manera honrada. Y que si yo iba a conseguir algo en la vida lo iba a hacer por mis estudios y mi trabajo.

-¿Y qué pasó contigo?
- Sí. Le fallé. Él quería que yo fuera lo que él nunca fue, un profesional. Él quería ver en mí a un ingeniero, que era lo que él deseaba ser. Decía que yo era el más fuerte y más inteligente y concentró todo su esfuerzo en mí. A los otros no les pagó universidad. Ellos no son profesionales. Solo yo. Un hermano mío comenzó a estudiar por su lado, pero no se hizo profesional. Otro se fue para Estados Unidos y el más pequeño es enfermizo, no estudió. Ese siempre ha trabajado como obrero. El que llegó más lejos fui yo y mire donde estoy ...

A mi hermano mayor, la gente de la Coca Cola le dieron un puesto de gerente para ayudarnos en representación de nuestro padre, pero él parece que no dio la talla, lo cambiaron de puesto y renunció. Yo, que estaba abatido, también renuncié. Me quedé un tiempo sin empleo y un amigo mío, que ahora trabaja en la Junta, para mí el mejor ingeniero de sistemas que hay en el país, me ofreció trabajo en Aduanas, era director de cómputos. En el AILA. Después fui a Boca Chica valorando los vehículos, 93, ’94, tiempo de Quico Tabar y Anisia Rissi cuando Balaguer. Duré un año y pico trabajando ahí. Tuve problemas con vehículos y unas cosas y también renuncié.

-¿Cuál fue el problema?
-Una valoración de unos vehículos. Era encargado de Valoración y unas personas valoraron una mercancía y supuestamente no aparecían las baterías y algunas piezas y los dueños decían como que se lo habían robado. Yo tuve que pagar todo eso y renuncié. Éramos siete y nos fuimos todos.

 -¿Renunciaron o los cancelaron?
-Nos cancelaron, para ser más específicos. Pero yo como quiera no me iba a quedar ahí.

-¿Qué hiciste entonces?
-Bueno, ya era el ’94 y me puse a trabajar informática, a hacer igualas, a arreglar computadoras, hacía software, programas a compañías pequeñas y grandes. A buscármela. Me iba bien y ganaba más dinero, pero no tenía estabilidad porque yo quería un seguro para mis hijos y no lo tenía, y la seguridad de que en diciembre tuviera un bono, un doble sueldo. Luego, en el 2000 cogía diferentes trabajitos y los dejaba porque era poco dinero. En el 2003 comienzo a trabajar en la Gran Vía, en el área de Cómputos, en la Luperón como encargado. Más o menos era un buen sueldo, tenía mi seguro médico y todo lo que da una empresa. Estaba bien.

-¿Qué hizo que cambiaras el  rumbo?
-Yo duré dos años ahí y no renuncié, no, me cancelaron porque yo fui a entregar unos equipos de la tienda a una sucursal de San Pedro de Macorís y tenía que llegar el domingo y no vine. Regresé el lunes y na’, me cancelaron. Ahí empecé de nuevo a hacer igualas y me metí en la política con Vicente Bengoa y esa gente. 2003, 2004, en el Movimiento FILA, Frente Independiente Leonel al Poder. Cuando ganamos en el 2004, trabajé en Hacienda como Director de Nómina.

-¿Cuál fue tu experiencia en la política?
Me fue bien, o mal porque terminé mal. Yo asumí la Dirección del Movimiento en Santo Domingo Oeste. Primero me postularon como subsecretario, pero había mucha gente detrás de eso y se lo dieron a otro. Entonces vieron mi perfil y me ofrecieron el puesto de Director de Nómina, 2004-2006 y ahí vino el problema.

El desfalco
¿Qué pasó en Hacienda?
-Hubo un desfalco. En esa área de cómputos, informática. En Pensiones. Creo que fue el primer escándalo del gobierno de Leonel Fernández. Era en el año 2006. Fuimos involucrados el Director de Pensiones, Servio Tulio Suncar Liriano; Isabel Soto, que era la subdirectora; estaba yo, que era Director de Nómina, y Manuel Castro, Encargado de Pago; y Leonardo Alberto Rodríguez, encargado de Sistemas y Desarrollo. Habíamos cinco personas involucradas. Era de ciento y pico de millones de pesos. Entonces de ahí se hizo una auditoría y salieron algunos datos que comprometían la responsabilidad penal de nosotros, pero que en realidad en las auditorías lo que salía era mal procedimiento o duplicidad de funciones. Personas que hacían el mismo trabajo y no se justificaba. Una gente que registraba los nombres en el sistema, trabajaba en la nómina y también pagaba y arqueaba. Aunque hubo lo que hubo no era ahí donde estaba el asunto. Era un problema viejo que se venía arrastrando y nos llega a nosotros. Entonces llega la información de que yo abría las cuentas, matriculaba, preparaba la nómina, arqueaba, cuadraba y hacía los pagos. Y me echaron cinco años. Al director y a la subdirectora le echaron siete años. Mi esposa estuvo involucrada y algunos hermanos míos, pero ellos no trabajaban allá. Hacían pagos externos normal. Ellos no sabían de eso. Los acusaron de cómplices y nada. Sólo les echaron tres años.

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