¿Qué hacer con la fama?




El inmortal tuvo marca de 219-100, efectividad de 2.93 y 3,154 ponches en 18 temporadas con los Dodgers de Los Ángeles, Expos de Montreal, Medias Rojas de Boston, Mets de Nueva York y Filis de Filadelfia.

Santo Domingo

Paradójicamente, si algún traje quisiera quitarse de encima uno de los beisbolistas más famosos de la historia, es justamente el de la fama.

“Si tú me preguntaras qué es lo único que yo borraría de todo lo que Dios me ha dado, yo diría que quiero ser el mismo ser humano, el mismo atleta, pero sin fama”, expresa el inmortal de Cooperstown.

Está claro, no obstante, que la fama tiene una parte beneficiosa no precisamente para el que ya la tiene, sino como vehículo para conseguir ayuda para otros.

“Cuando tú la cargas, normalmente, yo creo que no la necesita. Cuando eres famoso no necesita de sus beneficios”, declara Martínez, el mismo que por chiquito y delgado creo dudas entre aquellos que tienen ojos clínicos y olfatos de perros.

PEDRO MARTÍNEZ
LLegada: Hizo su llegada a las 9:35 am, y de inmediato compartió con ejecutivos y empleados de la Editora Listín Diario, quienes le esperaban con souvenir en manos para que él los autografiara.

Encuentro: La visita duró cerca de dos horas, durante la cual respondió una variedad de preguntas sobre su carrera dentro y fuera del terreno de juego.

Compañía: El exlanzador llegó acompañado de su esposa Carolina Cruz de Martínez y varios miembros de la Fundación que ambos tienen en Manoguayabo.

Historias: El hoy inmortal contó muchas historias de su vivencia en las Grandes Ligas.

PARA PEDRO SMOLTZ, EL MÁS COMPLETO
Quiero ser un Pedro más que usted conoció en un colmado sentado, que usted lo vio y nada”, señala mientras se encoge de hombros .

Ahora, en el retiro y sin uniforme, “El Filósofo”, como le decían en sus años mozos, trata, en la medida de las posibilidades , de mantenerse alejado del foco y de las alfombras rojas que a otros deslumbran.

Le seducen, prefiere, cosas sencillas, como mantener bonito y bien cuidado el jardín de la casa, ver dos palomas acariciándose o un intenso cielo azul.

“Son momentos Polaroid, como decimos”, resalta con la complicidad de su esposa Carolina, a quien suele conminar para que le ayude a contemplar aquellas cosas grandes que se ven sencillas.

ton” no titubea en mencionar a Edgar Martínez como el bateador más difícil que tuvo que enfrentar en su excelsa carrera.

“Por números no, pero por turno sí, que yo encontraba que era difícil, un dolor de cabeza en cada turno, aunque yo le sacara de out”, explica sobre Edgar, un fino bateador que promedió .312 de por vida y 303 cuadrangulares, a quien en cada enfren- Bostamiento tenía que hacerle 12 y 13 pitcheos.

El boricua, un ex jugador de los Marineros de Seattle que a menudo es colocado al lado de David Ortiz a la hora de escoger al mejor designado de la historia, apenas le disparó tres hits, todos sencillos, en 25 turnos para un average de .117, incluidos 11 ponches, contra el fiero lanzador de Manoguayabo.

Recuerda que Edgar era un excelente contra los pitcheos rompientes, pero que a las rectas adentro a 97 y 98 millas (“mi arma letal”) le daba fao y el “match” se convertía en el pleito del gato y el ratón “para que yo pusiera el pitcheo donde él quería”.

El elogio de Smotz
A “Pedro El Grande” no le sorprendió el elogio que le hizo John Smoltz la calurienta tarde en que ambos fueron inmortalizados junto a Randy Johnson y Graig Biggio.

Smoltz lo consideró el pitcher más dominante que había visto, un aspecto en el que Johnson ocupa debe ocupar lugares cimeros en el ranking.

“No, no me sorprendió. Smoltz y yo nos enfrentamos mucho y Randy y yo. No me quedaba detrás en ese sentido”, declara sin jactancia Pedro, quien como hacía con los pitcheos, tiene un gran dominio de la palabra y la coloca donde quiere.

“Yo era un gallo chiquito, pero con espuelitas”, enfatiza en el Desayuno que compartió en LISTIN DIARIO con su director Miguel Franjul, Wendy Santana de Franjul, Héctor J.

Cruz, Editor Deportivo; Rosanna Rivera, Directora de Revistas, los columnistas Cuqui Córdova y Tony Piña (éste último, también biógrafo de Pedro El Grande) y los redactores Pedro G. Briceño y Freddy Tapia.

Al ex abridor, relevista y hoy compañero de cabina en transmisiones especiales de MLB Network, lo califica como el serpentinero más completo.

“John es el pitcher más completo que he visto. El tenía la recta de Randy y mía, una mejor curva, un excelente slider, control, frialdad y era un gran competidor también”, resalta.

“Era dueño de seis herramientas”.

 CONTENTO POR LA ACTUACIÓN DE ALEX
Durante la extensa entrevista, Pedro Martínez dijo que resulta admirable por la actuación que está teniendo Alex Rodríguez en su regreso al diamante.

“Lo que Alex es un ejemplo de qué nosotros podemos hacer cuando estamos limpios. Tiene 25 jonrones a los 40 años”, destaca.

Manifiesta que es penoso que con todo ese talento ARod, haya incurrido en malas prácticas que han manchado una carrera tan exitosa.

“Con todo ese talento qué no hubiera hecho Alex a los 25 años”, se preguntó el único dominicana que acompaña a Juan Marichal en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Considera que fue un error del hoy bateador designado de los Yankees de Nueva York haber durado tanto tiempo para admitir su error.

“Los que admitieron y pidieron perdón, como Andy Pettitte fueron perdonados y continuaron su carrera”, agrega.

“Los que han quedado mal son los que no fueron honestos, no fueron claros”, sostiene en obvia referencia a Barry Bonds, Roger Clemens y Rafael Palmeiro, tres que tuvieron números para entrar por la puerta grande a Coopertown, pero que hoy parecen exiliados del mundo del planeta béisbol.

Indica que Andy Pettite admitió su error, pidió perdón, y continuó su carrera sin mayores contratiempos.

“No me gusta la política”
Contrario a otros que luego de triunfar en una carrera aprovechan su prestigio como miel para captar adeptos, Pedro Martínez no piensa incursionar en la política.

“Absolutamente no”, respondió el carismático deportista a una pregunta realizada a través del chat por un joven lector de LISTIN DIARIO.

“No quiero la presidencia ni que me la regalen” “La política en este país, aparte de muchas cosas buenas, nos ha dejado muchas desiluciones y muchos engaños.

Yo no comparto engaños”, deja establecido.

“Yo creo que hay mucha falsedad, mucha politiquería”, considera Martínez, quien calladamente realiza obras de bien, especialmente en el Barrio Sam Miguel, de su natal Manoaguayabo.

Desde 2007, la Fundación viene desarrollado una serie de programas y proyectos educativos encaminados a la promoción del crecimiento humano.

Luego ampliaron a la formación técnica.

“He escuchado muchas promesas, especialmente en la comunidad pobre”, declara Martínez, quien en su larga carrera de 18 años en el Gran Circo devengó, nominalmente, 146 millones,259 mil,585 dólares, pero no gusta de hablar de ello.

Dueño de equipo?
Por el momento Pedro no tiene interés en ponerse el uniforme para fungir como dirigente o instructor de pitcheo a tiempo completo en el béisbol organizado ni aquí en Dominicana.

Le gusta el papel que desde 2013 como asistente especial del gerente general de los Medias Rojas de Boston por la flexibilidad que tiene para compartir más tiempo con la familia.

“Te gustaría comprar un equipo de béisbol en República Dominicana?, se le preguntó al otrora “Alcalde de Boston”, quien el 26 de julio fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown, conjuntamente con los también ex lanzadores Randy Johnson y John Smotlz, así como con el versátil Graig Biggio.

“Sí me gustaría”, declaró sin entrar en mayores detalles Martínez, cuyo número 45 será retirado en el próximo campeonato por los Tigres del Licey, el segundo equipo al que perteneció en el circuito otoño-invernal local.

Originalmente, perteneció a los entonces Azucareros del Este, con el que en sus primeros dos años no pasó más allá de la reserva “porque no había viajado a Estados Unidos”.

EL LARGO Y TORTUOSO CAMINO HACIA LA INMORTALIDAD 
Cuando en 1988, un desconocido de nombre Pedro Martínez aterrizó por primera vez en el Campo Las Palmas con apenas 5´8 de estatura y menos de 150 libras lo tildaron de “chiquito y flaquito”. 27 años después y con una excelsa carrera en su historial llegó al templo de Cooperstown como todo un gigante, con el sobrenombre de Pedro El Grande.

Un ejemplo digno y viviente de que cuando se quieren alcanzar las metas en una determinada disciplina, no importa tamaño, ni peso para lograrlas y Pedro tuvo que lidiar con la escasez de atributos que denotaba por fuera, aunque en el interior poseía un corazón de león, capaz de vencer a cualquiera de los enemigos que encontrara en su trayectoria.

Obstáculos tortuosos fueron los que tuvo que vencer desde el mismo momento en que un día determinado, mientras limpiaba sus spikes en uno de los vestidores del Campo las Palmas, escuchó una discusión entre el cuerpo técnico, donde nadie quería responsabilizarse de la futura firma que le esperaba en las horas venideras.

Las dudas estuvieron sobre él tan pronto se produjo el contrato “No, fírmalo tú, responsabilízate tú de este contrato”, fueron de las vacilaciones que existieron entre los directivos y que lamentablemente escuchó antes de otorgarle el primer contrato a quien para entonces su hermano Ramón ya hacia pininos en el equipo mayor, luego de pasar con éxitos las pruebas en las Menores.

“Yo no era el prototipo de pelotero que todos los scouts buscaban y esperaban firmar”, expresa Pedro, al rememorar una trayectoria en la que tuvo que batallar mucho para poder sobrevivir, pues era rechazado por su falta de corpulencia y carencia del perfil de los lanzadores que se buscaba en la época como su hermano Ramón, Pedro Julio Astacio, Alejandro Peña, Balbino Gálvez, José Tapia, Juan Guzmán, entre otros.

Recuerda que era como una especie de “arañita” en un grupo de corpulentos jugadores, quien era de los últimos en ser llamado a lanzar como por ejemplo aconteció en unos playoffs celebrados por los Dodgers frente a los Tigres de Detroit en la final de la Liga de Verano de 1988 y donde para el juego final el equipo se quedó sin lanzadores y Pedro, quien estaba en la banca fue llamado por el dirigente Elvio Jiménez y respondió actuando de manera sólida durante siete entradas.

Desde ser tomado por los Toros como una especie de desecho hasta nunca recibir paga por este club, el Pedro que hoy sonríe y que en la actualidad exhibe su placa de inmortal de Cooperstown tuvo que atravesar muchas vicisitudes que solo por los sabios consejos de Ramón le hicieron echar hacia atrás, empero fueron muchas las ocasiones en que recogió su equipaje y quería retornar a casa.

Pedro participó junto a su esposa Carolina en el desayuno de Listin Diario, el cual fue conducido por Miguel Franjul, Director; Héctor J. Cruz, Editor Deportivo, Rosanna Rivera, Directora de Revista, y participaron, ademas,Cuqui Córdoba, Wendy Santana, Tony Piña Campora, Pedro G.

Briceño, Freddy Tapia y Patricia Hernández, Directora de Mercadeo.

Bajado de un autobús
En una oportunidad, recuerda que en 1992 aceptó una reducción salarial con los Dodgers con el objetivo de permanecer en el equipo grande, ya saboreaba montado en el autobús de que haría el equipo grande, cuando apenas 15 minutos antes de emprender el viaje practicamente lo desmontaron del vehículo con la funesta noticia de que iniciaría la campaña en Triple A.

En la parte final de esa campaña fue subido al equipo grande de unos Esquivadores que salieron de competencia temprano hasta concluir con marca de 63-99, la peor foja de la Nacional y aún así apenas lo llamaron a lanzar en dos ocasiones.

“Yo era la sobra para todos, porque tanta negatividad para mí”, le dijo Martínez en una ocasión a Fred Claire para entonces gerente general de los Dodgers.

En otra oportunidad, venía de azotar la Costa del Pacífico, había sido el mejor pitcher del club y el conjunto prefirió llamar a otro monticulista.

Cambio a Montreal, el inicio de su gran éxito
El 19 de noviembre de 1993, Pedro fue negociado a los Expos de Montreal por Delino Deshields y en ese momento comenzó a percibir los primeros pasos de la gloria que le esperaba en el futuro, a pesar de que ese año ya había demostrado sus grandes cualidades exhibiendo foja de 10-5 con 2.61 de efectividad como relevista de los Dodgers, donde abanicó a 119 en 107.0 entradas.

“Aquí encontré a alguien que confiara en mí, aún recuerdo aquellas palabras de Felipe Alou cuando me dijo pase lo que pase usted será mi cuarto lanzador”. Ese año el hoy inmortal culminó con marca de 11-5 y 3.42 en promedio de carreras limpias. Por primera vez era ponderado como lanzador al tiempo que tuvo 23 aperturas, muy diferente a las tres que había registrado en sus anteriores 67 presentaciones.

Es en ese momento que Pedro comienza a trillar el camino hacia el éxito, cuya consistencia no se detuvo hasta que alcanzó la inmortalidad.

Vestuario al Museo
Un vestuario poco común, sin quizás nunca exhibido por un inmortal se convirtió en uno de los principales atributos en esa soleada tarde de la exaltación a Cooperstown el pasado 26 de julio. Un traje azul claro con los escudos de Estados Unidos y de la República Dominicana en ambos hombros.

La idea fue del propio Martínez, quien una mañana cercana al acto despertó a las seis de la mañana, como casi siempre le tocó a su esposa Carolina y le plasmó la idea que le había ocurrido durante el sueño.

Se pusieron en contacto con el modisto Hipólito Peña, quien tuvo que realizar un viaje “relámpago desde Miami hasta la ciudad para confesionarle el traje, cuyo director del Listín Diario, Miguel Franjul le recomendó que bien pudiera convertirse en un símbolo para el país, que pueda ser donado al Museo Nacional.

Habló con Marichal
Sobre un momento de su discurso en el cual llamó al podíum al otro inmortal dominicano, Juan Marichal, Martínez sostuvo que previamente lo había llamado y le dijo que quería junto a él elevar la bandera dominicana ante los más de 60 mil personas que habían viajado desde diferentes destinos para aplaudirlo y respaldarlo.

“Quien yo”, le había expresado Marichal cuando recibió la llamada. “Con mucho gusto, será un honor estar contigo en el podíum”, le respondió el ganador de 243 partidos cuando Pedro le comunicó.

 AFLIGIDO POR LA PARTIDA DE SU PADRE
Durante el discurso, Pedro trató por todos los medios de no recordar mucho la mejoría de su padre Paulino Jaime fallecido hace siete años, pues habían más de 30 miembros de su familia entre los asistentes y la tristeza que pudiera mostrar en el podium se trasladaría a toda mi familia y coterráneos y un momento de alegría, habían transcurridos 32 largos años para que otro dominicano pudiera ingresar al Salón de la Fama.

“Era un día histórico, como hace mucho no se producía y el mismo era para celebrarlo como todo una fiesta, tal como fue con gúira, tamboras, acordeón”, externó el ex lanzador, quien tuvo más de 55 mil seguidores entre los que estuvieron en esa fecha en Cooperstown.

Pedro recuerda que en muchos momentos les llegó su padre a la memoría, empero se recordaba de su hermano Ramón, a quién durante su discurso en varias oportunidades lo llamó su segundo Papá.

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