Hasta siempre mexicano



Israel Perales Ortiz, mejor conocido como Mexicano 777, padecía de cáncer en la garganta desde hacía años.

Santo Domingo

Luego de padecer años de un cáncer en la garganta y sufrir el asesinato de su hija en etapa de gestación, Mexicano 777 desde ayer,  ya puede descansar en paz.

El artista, quien fuera uno de los íconos del Reggaetón Underground y el Rap Latinoamericano, alcanzó la fama cuando en la década de los 90 DJ Playero reunió a un grupo de jóvenes talentosos que revolucionaban las calles de Puerto Rico con el objetivo de grabarlos en cassettes y distribuirlos por todas las casas de la isla borinqueña.

Entre esos adolescentes se encontraba Mexicano 777, Daddy Yankee, Rey Pirin, Ruben Sam, Frankie Boy, Baby Rasta y Gringo, Chezina, entre otros.

Aunque su pseudónimo era “Mexicano 777”, el intérprete de temas como “Bendición mami”, “La isla de la muerte”, “Balas en tu contra” y “Entre el bien y el mal” es como él mismo se consideraba: un boricua guerrero.

Además de ser uno de los pioneros del movimiento en Puerto Rico, Mexicano 777 fue quien ayudó musicalmente al reconocido artista Tempo, luego de que este último rompiera relaciones con DJ Joe y el Escuadrón del Pánico.

Sin embargo, a lo largo de su carrera, el artista tuvo muchos desaciertos que lo acompañarían por el resto de su vida. En un principio, se destacaba por sus videoclips controversiales que hacían alusión a la hechicería y la violencia.

El año 2013, fue el punto de partida de una cadena de trágicos sucesos que definirían el triste final del artista. En febrero de ese año, su hija Edith Perales, de 21 años y quien se encontraba embarazada, fue brutalmente asesinada por desconocidos; un caso que aún está impune. En mayo de ese mismo año, el rapero fue arrestado por escapar de un hogar CREA mientras cumplía una sentencia por violencia doméstica contra su expareja, Jessica Colón Laureano, y en noviembre, fue intervenido para extirparle una masa maligna en el área de la lengua. En 2014, todo empeoró para Mexicano 777, quien fue atacado con fisgas por tres individuos en el Complejo Correccional de Bayamón por lo que convaleció un tiempo en el Centro Médico de Río Piedras.

A un mes de salir de prisión,  el boricua guerrero entregó su vida a Dios como presagio de lo inevitable; y en espera de lo más natural que es la muerte, Israel Perales Ortiz puede al fin descansar en paz luego de una vida llena de injusticias.

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