Los niños de la fila



ENTRE 25 Y 35 NIÑOS ACOMPAÑAN A SUS PADRES EN LAS DILIGENCIAS QUE LES PERMITIRÍAN QUEDARSE EN EL PAÍS

Santo Domingo

Nana pasó a tercer curso de primaria hace poco y con sus dedos cuenta su edad: tiene 6 años. La madre de Melvin muestra desde la cola el interés de que su hijo sea atendido y fotografiado para la documentación, mientras el niño presta toda su atención al vendedor que ofrece los bollitos para desayunar.

Y Elizabeth, Sol y Miranda esperan sentadas junto a sus padres, quienes tienen la certeza de que no serán atendidos porque llegaron a las 8:00 de la mañana, dos horas antes de lo que se habían propuesto. Son los niños de la fila en el Ministerio de Interior y Policía, cuyos padres procuran completar el proceso para regularizar su estatus de migrantes, o que sencillamente los llevan porque no hay con quién dejarlos en casa. Para tener una idea, entre 25 y 35 infantes acudieron ayer a las oficinas de regularización del ministerio.

ó¿Sabes por qué estás aquí?-, se le preguntó a Nana. Y ella asiente.

óPara que mi papá llene los papeles-, contesta.

Así corren los 45 días de plazo que otorga el Plan Nacional de Regularización a los extranjeros indocumentados que necesitan completar sus expedientes de solicitudes, un programa que cerró hace justo ocho días las inscripciones de interesados en regularizar su estatus migratorio.

Elinoz Alexander, 48 años, padre de Elizabeth, Sol y Miranda, es uno de las 288,466 personas que lograron inscribirse en el Plan, y que ahora esperan correr con la suerte de ser recibidos y atendidos, de entregar los documentos que demostrarían su arraigo social para seguir sus vidas en República Dominicana.

En el caso de los menores de edad nacidos en el país, y que sus padres ingresaron de forma irregular al país, el Plan establece que sus papás deben proveer un acta de nacimiento certificada de sus hijos, proveniente de las oficialías del Estado Civil correspondiente.

Esa solicitud y el expediente del menor deben ser tramitados de forma conjunta con el de sus padres, anexándole un acta certificada de transcripción de nacimiento de la oficialía civil y, en caso de que el menor se encuentre en edad escolar, la constancia de estudios del centro dominicano.

En la fila del ministerio también hay historias inversas: hijos que guían a sus padres en el proceso, como Fermina Encarnación, de 32 años, que trajo de la mano a Aurida Maccius, de 61. Se formaron cerca de las 7:00 de la mañana y para entonces su posición no era nada ventajosa. Le habían dado la vuelta al ministerio, un augurio de que difícilmente podrían entrar.

óNo es verdad que el proceso es gratis-, aclara en perfecto español.

Ella le pagó a un abogado RD$10,500 para reunir el papel de buena conducta, la certificación de la junta de vecinos donde reside, una declaración de unión libre, la renovación de su acta de nacimiento, pagos a los ayuntamientos “por unos sellos” y, por supuesto, los honorarios del asesor legal.

La fila caminaba a razón de 24 personas por llamada, pero para quienes llegaron luego de media mañana llamaban a uno por cabeza, por la lentitud que aseguran caracteriza al proceso de recepción de documentación.

óYo quiero que le den papeles a mi mamáÖ para que ella los tenga-, responde Miranda, con cinco años, mientras su padre la cargaba ayer, convencido de que no podrían entrar a las oficinas del Gobierno.

Es que estos días la gente duerme en la periferia de la institución, arropadas con cartones y con la idea de ser los primeros “esta vez”, para que no les tome lo tarde y se les acabe el proceso, tal como les ocurrió a muchos de los interesados en inscribirse en la primera fase del Plan.

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PROGRAMAS Y SUS NÚMEROS
República Dominicana comenzó un programa migratorio luego de la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional, que le negó la nacionalidad a una mujer, Juliana Deguis, por ser hija de migrantes indocumentados en condición de “tránsito” por el país.

Esa sentencia ordenó una auditoría al registro civil dominicano para determinar cuántas personas habían sido inscritas de forma irregular, a fin de determinar si quienes se benefician de la inscripción lo hicieron de forma consciente o si intervinieron terceros en el proceso.

Las disposiciones migratorias también incluyen la Ley de Naturalización para viabilizar el registro y la regularización migratoria de los hijos de padres de extranjeros con situación migratoria irregular que, aun naciendo en el país, no figuraban en los libros de registro civil.

El tercer componente incluye el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, aun en el camino, que le permitió a 288,466 personas solicitar documentación dominicana.

La única encuesta sobre migrantes que se ha hecho en el país, fechada en 2012, recoge la presencia de 524,632 extranjeros, de los que 87.34%, unos 458,233, son de origen haitiano. El resto, 66,399 corresponde a otras nacionalidades, 12.66%.

Ese total de extranjeros se divide, en cuanto a género, de la siguiente forma: 336,494 hombres, 64.14%, y 188,138 mujeres, 35.86%. Esa encuesta indica que la población inmigrante extranjera en el país es del 5.55% de la población total nacional.

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