“Nuestro hijo vive a través de ella”




Con apenas 22 años, ella estaba delgada, con anemia, el vientre hinchado y tan deteriorada que sólo una opción podía salvarle la vida: un trasplante.

Santo Domingo

Tres años se convirtieron para Stefani Moreno Vargas en una larga espera que culminó un día con una sublime demostración de amor, un hito en la historia de la medicina en República Dominicana y un cambio radical para una joven que a sus 22 años sentía que la vida se le escapaba en cada latido del corazón.

Ella es la primera y única persona en ser sometida a un exitoso trasplante de corazón en el país para corregirle una Miocardiopatía Dilatada que la agobiaba hasta cuando intentaba realizar las más simples actividades cotidianas. En otra cirugía similar realizada siete días después en el Centro Cardio Neuro Oftalmológico y Trasplante (Cecanot) la paciente de 52 años falleció.

Cuando tuvo a su último hijo por cesárea Stefani se dio cuenta que padecía la enfermedad que le provocaba insuficiencia cardíaca grave, en una etapa en que los medicamentos, otros tratamientos y la cirugía ya no sirven. La joven presentaba antecedentes de cardiomiopatía dilatada post parto con dos años de evolución, y padecía en ese momento insuficiencia cardíaca.

Cuenta que tenía el riesgo de morir y junto con el diagnóstico llegó la inquietante información de que debía salir fuera del país para someterse a la cirugía.

Con apenas 22 años, ella estaba delgada, con anemia, el vientre hinchado y tan deteriorada que sólo una opción podía salvarle la vida: un trasplante.

Stefani recuerda que se atendía en el hospital Salvador B. Gautier del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), adonde cada viernes asistía para sacarse líquido de su vientre inflamado. Se había hecho también un cateterismo en Cecanot, donde la colocaron en una lista de espera para el trasplante.

Las opciones de Stefani eran pocas. Residía en condiciones precarias en una humilde vivienda del sector La Barquita, en Sabana Perdida, a orillas del río Ozama. Sin un seguro que cubriera el procedimiento y en medio de esa realidad tan angustiante, los médicos que la atendían en el Gautier le informaron que el Hospital General de la Plaza de la Salud (HGPS) tenía previsto abrir un programa de trasplantes cardíacos.

“Cuando acudí a la Plaza de la Salud los doctores que me evaluaron se sorprendieron por mi estado, debido a lo deteriorada que yo estaba, por mi vientre inflamado, y me preguntaron la edad porque no aparentaba que tenía  22años”, recuerda Stefani.

Se anotó en otra lista de espera y cuando había transcurrido cerca de un mes la llamaron del HGPS, a las 10:00 de la noche del 17 de julio de 2012, para informarle que habían encontrado un donante cadavérico que resultó 100% compatible.

Stefani es una mujer de fe. Apunta que media hora antes estaba en una campaña cristiana pidiéndole a Dios que apareciera un donante. Ella fue la seleccionada de 19 que estaban en la lista de espera para un trasplante y dice que le da gracias a Dios por concederle el privilegio de seguir con vida.

Al día siguiente, a las 7:00 de la mañana y luego de someterla a las pruebas pre-quirúrgicas, ya Stefani estaba en sala de cirugía para someterse a la operación que marcó un hito en la historia de la medicina en el país.

El donante
Su donante fue David Severino, un hombre de aproximadamente 40 años que falleció al caer de una azotea.

Era cristiano y decidió ser donante porque, según sus familiares, había dicho que prefería dar vida a otras personas en lugar de que sus órganos se los comieran los gusanos.

Severino donó ese día sus córneas, los riñones y el corazón que ahora late en el pecho de Stefani. No pudo donar su hígado porque ese órgano sufrió daños por la caída que le provocó la muerte.

“Nuestro hijo vive a través de ella”, expresa Hilda Mercedes Vargas, madre de Stefani, al recordar la expresión que usaron los padres del donante cuando se completó exitosamente el proceso. “Esa noche hicieron tres trasplantes”, precisó Vargas.

Cuando Stefani llegó al hospital para someterse al trasplante aún estaban en el hospital parientes del donante.

Ambas familias se juntaron y la madre de Stefani recuerda que en medio del dolor por el fallecimiento de su familiar les decían que a ella le colocarían el corazón del “evangélico”, como le llamaban.

“Esa gente lloraba, pero al mismo tiempo daban gracias a Dios. Lloraban y daban gracias a Dios porque sabían que su pariente iba a salvar vidas”, indicó. La histórica cirugía de unas cuatro horas fue realizada el 18 de julio de 2012 por un equipo de 25 médicos dominicanos del HGPS, incluidos 16 especialistas.

Stefani venía padeciendo de una insuficiencia cardíaca terminal y necesitaba de un corazón para poder sobrevivir.

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UNA NUEVA PERSONA LUEGO DEL TRASPLANTE
Stefani fue dada de alta tres meses después de la cirugía. Antes de someterse a la operación ella no podía realizar las más simples actividades cotidianas, como cepillarse los dientes, bañarse o cocinar. No era capaz de atender siquiera a su niño más pequeño, a quien tampoco podía darle el seno.

Constantemente estaba fatigada y sentía que se ahogaba.

“Ahora yo tengo como una energía doble. Me siento bien y muy feliz, luego del trasplante mi vida ha cambiado”, indicó la joven en entrevista para LISTÍN DIARIO junto a sus tres hijos Braenyi, de 10 años; Vianely, de 7 años, y Esmil, de 5 años, en su vivienda del sector La Agustina, de la capital.

Actualmente lleva un tratamiento con siete medicamentos que le suministran el Ministerio de Salud Pública y la Plaza de la Salud. Visita a su cardióloga cada seis meses para dar seguimiento y asegura que para el centro donde se operó es “su princesa”.

Exhortó a la sociedad a donar sus órganos para que den vida y a que se garanticen los medicamentos que requieren los trasplantados para garantizar el éxito del procedimiento. “Si la familia de ese señor que me donó su corazón no hubiese estado de acuerdo, a esta hora yo no estuviera aquí”, exclamó Stefani, quien ahora ya puede atender su hogar, a sus hijos y hasta tiene planeado estudiar decoración.

Enfermedad
La Miocardiopatía dilatada avanzada es una afección en la cual el corazón resulta debilitado y se dilata. Como resultado de esto, no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo.

Los síntomas más frecuentes son dolor o presión en el pecho, tos, fatiga, debilidad, desmayo, pulso irregular o acelerado, inapetencia, dificultad respiratoria, hinchazón de los pies y de los tobillos.

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