Lizardo: “hemos ido rompiendo barreras”



LA SENADORA CRISTINA LIZARDO REVELA LAS DIFICULTADES QUE HA ENFRENTADO EN SU CARRERA POLÍTICA PARA LLEGAR A CONVERTIRSE EN LA PRIMERA MUJER PRESIDENTA DEL SENADO

Santo Domingo

Con perseverancia y firmeza en su propósito de avanzar en una carrera política que inició desde muy joven,  la senadora Cristina Lizardo llegó a convertirse en la primera mujer presidenta de la cámara de senadores.

Siete meses después de su elección, confiesa que “no ha sido fácil”,  revelando que ha enfrentado serios inconvenientes en el ámbito político y familiar.

Y es que afirma que “a las mujeres se nos exige carácter”, además de capacidad, un carácter que dice en las posiciones públicas se confunde con  arrebatos y  uso de expresiones violentas.  

Por eso, cuenta que en su momento existió la duda de si ella pudiera ser la presidenta del Senado, por ser  una persona pacífica y no usar expresiones con las que dice se suele confundir el tener carácter. 

“Tuve que escuchar expresiones de ¿podrá ella dirigir el Senado? ¿tendrá la suficiente condición, arrojo y carácter?  ¿podrá dirigir a tantos hombres?, narra. 

Ella sabe que otros senadores aspiraron a esa posición, pero recuerda que es una decisión que corresponde al Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana,  que la sugirió para una responsabilidad más.  

El proceso no fue tan sencillo, porque cuenta que tuvo que hacer visitas, generar consenso, conversar,  “haciendo uso de los mecanismos de la política de estos tiempos”.

Esa experiencia la valora como extraordinaria, porque ha tenido que explotar su capacidad, contando con un equipo de trabajo que define como excelente, consciente de que los éxitos no crecen solos, sino que son la expresión del trabajo colectivo, en lo cual cree.

A sabiendas de que la experiencia no se improvisa, no ha dejado de consultar al anterior presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, para socializar y no adoptar una decisión unilateral.

“Siento que es un gran reto para el cual me he tenido que preparar, dedicando muchas horas, porque es un trabajo totalmente absorbente y de mucho cuidado”, cuenta.

El Senado que preside está compuesto por 32 legisladores, de los cuales solo cuatro son mujeres.   Dice haber  recibido el respaldo y respeto de sus colegas.

Reconoce que combinar el rol de madre y política no ha sido fácil, porque, sostiene, para las mujeres lograr peldaños es sumamente difícil. 

Sus dos hijas, Noelia y Natalia, de 18 y 21 años, respectivamente, nacieron en el fragor de su carrera política.

 “Combinar esa acción, familia, política y profesión genera a veces grandes vacíos”, expresa.

Muchas veces tuvo que perderse las primeras expresiones de sus hijas, sus primeros pasos, sus primeros deseos de ser mimadas, lo cual dice no deja de ser un elemento que con el tiempo le genera sentimientos de culpa, que tienen que ser trabajados con mucha entrega. Pero, expresa que gracias a Dios contó con el apoyo de sus padres, que quedaron bajo el cuidado de sus hijas, y con la comprensión de su esposo, quien no es político.

No obstante, admite que enfrentó serios inconvenientes, porque tuvo que alejarse de su vínculo hogareño y de los quehaceres de la casa.

“Te comienzan a exigir, bueno ya Cristina no puede fregar, trapear,  arreglar la casa”, comenta.

Y por si todo este sacrificio fuera poco, Lizardo tuvo que hacer frente a sus  quebrantos de salud, sobreviviendo a un cáncer de mama que no la doblegó. 

Afirma que las mujeres han roto el estigma de que solo pueden ser amas de casas y estudiar determinadas carreras, y se han preparado, llegando hasta la NASA, conducir camiones, ser mecánicas, policías, etc. 

“No importa la carrera, no importa el tipo de trabajo, hemos ido rompiendo barreras, pero aún así, pienso que aún es muy alta la deuda por la igualdad”, resaltó. 

Aunque en su caso dice que no ha recibido discriminación, reconoce que se da.     

 “Lo he vivido y lo he visto. De  que en mí de manera particular no se ha dado no quiere decir que no haya estado cerca de mujeres que hayan sido discriminadas o que se les pone una función y se duda”, afirma.

Dice que esa duda es una manifestación de discriminación. 

En el Senado, sostiene que los puestos de dirección siempre han estado encabezados por mujeres, aunque dice que no deben ocuparlos solo por ser del sexo femenino.  

Identifica la falta de apoyo financiero como una barrera  para la participación de las mujeres en los procesos electorales, porque sostiene que las contribuciones se dan con más facilidad a un hombre.    

Le preocupa el poco ingreso de mujeres a los partidos y llama a esas organizaciones a desarrollar políticas para incentivar la entrada de más mujeres.

Aboga porque se garantice la cuota femenina. Apoya la inclusión de toda disposición a favor de la participación de la mujer en la ley de partidos políticos.  

Piensa que se han dado pasos positivos para impulsar la participación de la mujer en los puestos públicos, pudiendo contar con dos mujeres como vicepresidenta. Entiende que están dadas las condiciones para elegir una mujer como presidenta de la nación.

Participación de las mujeres
Piensa que este año, el Día Internacional de la Mujer llega con una mayor participación del sexo femenino en la toma de decisiones. 

Asume el compromiso de trabajar  para que se elijan  en el próximo período electoral a más mujeres como senadoras y diputadas, y para que el Poder Ejecutivo designe más ministras y directoras en las instituciones públicas.  

“Siento que nosotras demostramos más millas de las que podemos poseer, porque hemos sido formadas para focalizar en diferentes momentos, sin abrumarnos y buscar solución, a nuestra condición de profesional, de madre, de hijas, de esposas”, asegura. 

Ve esa exigencia como positiva,  porque les permite dar más.

 “No importa el lugar donde estemos, siempre tenemos que demostrar más de lo que justamente podemos dar”, subraya.

Lizardo tiene una cosa clara: “nuestra lucha no es contra los hombres, es por el uso justo en la aplicación  de lo que nos corresponde en cada función”.

Propugna por la integración mujer-hombre, por lo que este año inició la jornada “camina por ella”,  en la que se invita a los hombres a trabajar a favor de la igualdad, como una manifestación de que “solas no podemos”.   

Con el ascenso  a la Presidencia del Senado no termina la carrera política de Lizardo, pues dice que continuará trabajando para ser electa por tercer período consecutivo como senadora de la provincia Santo Domingo.  “La carrera política termina cuando tú mueres”, dice.

 Su mensaje a las mujeres

“Invito a que cada mujer dominicana haga uso de sus propios derechos, no solo porque están en la Constitución de la República, sino porque nosotros no podemos auto discriminarnos.  La sociedad dominicana viene dando pasos importantes. Dios nos ha dado suficiente talento, virtud, para tener capacidad de desempeño en diferentes acciones al mismo tiempo. Saben lo hermoso e importante que ha significado para nosotras como ser humano ser madres, ser profesionales.

Este 8 de marzo nos preparamos para presentar un país diferente con una participación más activa en el ejercicio del conocimiento y autoridad en el ejercicio de las funciones que ejecutamos. Seguiremos trabajando, en observación permanente, para que disminuya la violencia intrafamiliar y los feminicidios, hasta que desaparezcan.  Para esto tenemos que actuar en conjunto como sociedad. No te quedes aislada, no te quedes callada ante un acto de violencia. Pero también, como mujer, te pido que te cuides, que cuides tu salud. Somos ejes vitales para el equilibrio en la formación de nuestra familia. Somos ente de tranquilidad, de armonía. Ejercer nuestras funciones, sin dejar de ser, sencillamente, mujer”. 

De origen humilde
Oriunda de San Juan de la Maguana, Cristina Lizardo llega a Santo Domingo en el 1976, donde terminó su bachillerato en el colegio nuevo liceo. Luego ingresa a la UASD, donde se graduó en pedagogía mención filosofía y letra. Fue docente durante 20 años en el sector privado, pues empezó a dar clases cuando terminó la educación media, en el nivel inicial, siendo su primera experiencia en el club deportivo y cultural del Barrio 27 de Febrero.  Duró un año en ese club, y luego empezó a trabajar en el colegio donde concluyó el bachillerato. Después pasó a otros centros educativos.

Su activismo político empezó desde que entró a la universidad, por orientación de su padre, que le recomendó entrar al PLD, donde conoció a su líder, Juan Bosch.

El cumplimiento de las tareas que le asignaba el PLD hizo que ella asumiera más responsabilidades en el partido, llegando a ocupar varias posiciones, iniciando como circulista hasta llegar al Cómite Político, que es el más alto organismo.

En combinación con su activismo en el PLD, único partido donde ha militado, ganó varios cargos electivos, suplente a regidora, regidora por dos períodos, diputada por dos períodos y senadora por dos períodos, por la provincia Santo Domingo.

Como diputada formó parte de la comisión de educación de la Cámara y de la comisión de ética y cultura. En el Senado, por varios años fue presidenta de la comisión de educación, miembro de educación superior ciencia y tecnología y de la comisión de ética, de la comisión de salud y vicepresidenta del Senado por 8 años.

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