La terapia ayuda a cambiar a feminicidas
Se enfocan en garantizar la seguridad de la víctima, cesar la violencia y
que después hagan conciencia o un reconocimiento del hecho para que no
se repita
Obligados por una decisión judicial o de forma
voluntaria, la mayoría de los hombres acusados de violencia de género
que se someten a programas terapéuticos suelen transformar ciertos
comportamientos agresivos.
Por lo general, ellos llegan al Centro
de Intervención Conductual para Hombres sin querer reconocer que sean
personas violentas, pero salen de allí con un cambio positivo, a tal
punto que las estadísticas sólo muestran 0.8 por ciento de reincidencia y
cero tasa de feminicidios entre los usuarios del centro.
“Son
usuarios que vienen en una etapa de negación de los hechos, no hay un
reconocimiento de su conducta violenta, no se identifican como tales”,
dice Charito Calderón Marte, psicóloga terapeuta familiar.
En ese
proceso, dice, empiezan a trabajar con ellos en la etapa de cambio,
identificación de la violencia, funciones de responsabilidad y temas
sobre manejos del conflicto y la ira.
Al final del programa, sostiene, la mayoría tiende a cambiar ciertas conductas agresivas.
Usualmente
son remitidos al programa de terapias mediante una resolución judicial
que se les impone como parte de una medida de coerción. Pero, según
precisó el también psicólogo familiar Milton Corniell, algunas parejas
cuando están en conflicto se presentan a las fiscalías y solicitan ser
referidos a un programa terapéutico. Enfatiza que los fiscales acceden a
enviarlos a los programas, porque eso es prevención.
Después de
recibir orientaciones, ellos se preparan para ser multiplicadores, a
fin de compartir los conocimientos adquiridos en su comunidad.
Concluido
el programa, los usuarios reciben una constancia de que finalizaron, en
la cual se especifica si cumplieron o no con el objetivo.
Corniell
explica que allí se trabaja en base a objetivos, el manejo de
conflictos, de emociones, comunicación afectiva, potenciación de
recursos y habilidades que poseen para afrontar con éxito situaciones
estresantes.
Las terapias son semanales, pero algunos usuarios asisten quincenalmente. Hay terapias de grupo e individuales.
Marte
expone que las terapias con los seres humanos son muy subjetivas y que
cada uno se tomará su tiempo y asimilará de una forma diferente el
programa.
Explica que en el caso del centro, se enfocan en que se
vayan cumpliendo los objetivos. Precisa que el principal es garantizar
la seguridad de la víctima. También, lograr que cese la violencia
mientras estén en el programa y después que hagan una conciencia o un
reconocimiento del hecho, porque entienden que de lo contrario se
volverá a repetir.
“Por lo general, sí se logran los cambios”, destaca.
Corniell
sostiene que muchos de los usuarios cuando concluyen el programa se
involucran en actividades comunitarias, dirigidas a enseñar lo que
aprendieron en el centro.
“Ellos son multiplicadores. Pero
muchos de ellos continúan yendo al centro aunque concluyan el programa,
porque se sienten comprometidos, entienden que el centro les sumó, e
incluso agradecen a las mujeres que los han denunciado, por haberlos
enviado aquí”, subraya Corniell.
El programa de Masculinidad sin
Violencia que desarrolla el centro tiene el propósito de desmontar los
códigos de pensamientos culturalmente condicionados que justifican las
ideas patrialcales de predominio de los hombres sobre las mujeres.
La
ley 24-97 sobre violencia intrafamiliar establece, en el artículo 309,
que el tribunal puede imponer accesoriamente a los infractores la
asistencia obligatoria a programas terapéuticos o de orientación
familiar por un lapso no menor de seis meses, en una institución pública
o privada.
Señala que el cumplimiento de esa pena y sus resultados serán controlados por el tribunal.
Al
Centro son referidos también usuarios que han violentado los derechos
de las mujeres, no tan solo en condiciones de pareja o exparejas, sino
en casos de violencia en situaciones comunitarias, aunque se aclara que
son los menos.
Un estudio realizado por el Centro evidenció que
en 28 por ciento de los casos atendidos el primer episodio de violencia
ocurrió en el primer año de relación. Arrojó también que 37 por ciento
de los casos donde se producen mayores niveles de violencia es en unión
libre y que 26 por ciento tiene algún tipo de dificultad con el abuso de
sustancias prohibidas y 58 por ciento con el alcohol.
Otro
hallazgo fue que 38 por ciento de los usuarios tiene un promedio de uno a
cuatro años maltratando a su mujer antes de que ella lo denunciara por
primera vez.
Un 66 por ciento sufrió un maltrato en la infancia y 43 por ciento maltrataba a la pareja y a los hijos.
Se destaca que independientemente de la posición laboral o académica, se puede ser una persona con conducta violenta.
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EL PERFIL DE LAS PERSONAS VIOLENTAS
De acuerdo con el boletín “Por un buen trato familiar y de género”, auspiciado por el Despacho de la Primera Dama, las personas que manifiestan una conducta violenta tienen alguna ventaja sobre sus víctimas.
EL PERFIL DE LAS PERSONAS VIOLENTAS
De acuerdo con el boletín “Por un buen trato familiar y de género”, auspiciado por el Despacho de la Primera Dama, las personas que manifiestan una conducta violenta tienen alguna ventaja sobre sus víctimas.
Sienten necesidad de someter a los
demás; son posesivas, se creen dueñas de los demás, sienten satisfacción
abusando de sus ventajas. Su conducta para someter, controlar y explotar a las
víctimas es intencional.
Son personas que de tanto repetir
las conductas violentas se les olvida el daño que hacen a sus víctimas.
Se recomienda que las juntas de
vecinos y otras organizaciones comunitarias participen en la identificación de
las personas violentas, ir en auxilio de las víctimas, sin importar que ocurra
en el seno del hogar.
A partir de los hallazgos con los
usuarios del centro, se recomienda expandir la cobertura de ese tipo de entidad
a nivel nacional, al menos uno por cada región.
También sugerir mecanismos para
elevar la consciencia de las mujeres en cuanto al derecho a no ser violentadas,
de tal forma que denuncien a tiempo.
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