Después que se mata a alguien se vive en el infierno
En siete años sólo ha visto a sus hijos en dos
ocasiones y cuando alcanza a ver a alguien conocido quiere esconderse,
porque siente vergüenza. Dino Pigen Solano, de 34 años, es uno de los
hombres que guardan prisión en el país por feminicidio.
Asegura
que los siete años que lleva interno en el Centro de Corrección y
Rehabilitación Najayo no han sido suficientes para pedirle perdón a
Dios, y que cada día llora por el error cometido.
Dice que tampoco
sabe si su alma podrá recuperar la paz cuando complete su condena de 15
años de reclusión. Asegura que desde el momento en que cometió ese
fatídico hecho ha estado viviendo en el infierno.
“No es el infierno que
representa la cárcel, sino el de vivir sabiendo que se le quitó la vida
a un ser humano, sobre todo a quien fuera tu compañera, con quien tenía
compartiendo cuatro años”.
“Con ello se quita la vida uno mismo”,
reflexiona, “le hace mucho daño a su familia y en especial a los hijos,
que quedan desamparados”. Dice que ha visto a sus cuatro hijos, que
había procreado con su primera esposa, dos veces en los últimos siete
años y que no está seguro si están asistiendo a la escuela.
Su
vida trancurrió trabajando en granjas de pollo y en fincas de crianza de
ganado. También fue cobrador de guagua y cuando entró a la cárcel de
Najayo, el 12 de marzo del 2007, se desempeñaba como guardián de
seguridad.
De acuerdo a su versión, estaba ingiriendo bebidas
alcohólicas junto a un compañero de labores, quien lo envió al colmado a
comprar otra “botella” y al regresar lo encontró con su compañera, por
la que había abandonado a sus cuatro hijos y a su esposa, en un acto de
infidelidad. Asegura que no supo qué pasó por su mente en ese momento,
pero que al día siguiente se enteró que los había matado a los dos.
Desde
entonces, afirma que su alma deambula sin paz; pide perdón a Dios
constantemente; siente vergüenza con sus hijos, con edades entre los
ocho y 11 años, y con sus vecinos que le conocían como una persona
trabajadora.
Cuenta que se le desgarra el alma cuando ve a sus
familiares haciendo fila para ir a verlo a prisión y no encuentra qué
decir cuando los niños le han dicho: “papi vámonos con nosotros”, en las
dos ocasiones que le han visitado.
“Me he sentido mal, muy mal,
de todo corazón le pido perdón a Dios y a la sociedad. No quiero que
nunca nadie más cometa este error. Vivir con esto es como vivir en el
infierno”, indicó, tras precisar que “cuando veo gente que conocía de
antes me da hasta vergüenza”.
El recluso dice que a su llegada a
la cárcel duró días que sólo quería llorar, pero luego entendió que allí
el ser humano tiene dos caminos: el bueno y el malo. Aparecen uno o dos
presos que te invitan a la escue- la, a trabajar, a integrarse a los
talleres, pero el resto te lleva a seguir en el camino de la
delincuencia.
Llegó al recinto carcelario sin conocer ninguna letra, pues nunca había ido a una escuela.
Ahora
forma parte del programa de alfabetización “Quisqueya aprende contigo”
que se imparte allí, lo que le permitió ya enviar un mensaje escrito a
su hermana donde le decía que le quiere mucho.
Cuando se llega a
la cárcel se recibe un cambio grande en la vida, dice. “Yo nunca había
caído preso, por eso cuando los vecinos se enteraron de lo que me había
pasado no lo creían, porque ellos saben que yo no soy una persona de mal
corazón”.
Asegura que cuando salga de prisión, lo primero que
hará será tratar de encontrar a su madre, quien dice desapareció hace 10
años sin que nadie sepa de su paradero.
“Nunca supimos qué pasó
con ella, pero pienso buscar una foto y empezar a mostrarla hasta ver si
logro encontrarla, porque la verdad es que eso nunca me ha dejado de
trabajar en la cabeza”.
Dice que también quiere seguir estudiando,
dentro y fuera de la cárcel, porque después que empezó a conocer de
letras se siente mejor y ve la vida distinta, con otras oportunidades.
Otra
de sus aspiraciones es prepararse para ayudar a sus hijos, para que
estudien y sean personas de bien. También seguir firme en su decisión de
nunca llevarse de amigos que mal aconsejan.
(+)
LO MEJOR ES ALEJARSE
De poco conversar y con limitaciones al momento de buscar la palabra adecuada, Pigen Solano no duda al llevar un mensaje a parejas que pueden estar viviendo en conflictos, y que si no reflexionan pueden terminar en una tragedia.
LO MEJOR ES ALEJARSE
De poco conversar y con limitaciones al momento de buscar la palabra adecuada, Pigen Solano no duda al llevar un mensaje a parejas que pueden estar viviendo en conflictos, y que si no reflexionan pueden terminar en una tragedia.
Les digo a las personas que si no pueden vivir en pareja que se dejen, que piensen bien antes de cometer un error.
A
los hombres que piensen en su madre, en sus hermanas, en sus hijas,
antes de maltratar a su mujer. La vida siempre se debe respetar.
Después
de haber aceptado su realidad como privado de libertad, decidió hacer
cosas que le permitan su reinserción cuando cumpla los 15 años de
prisión a que fue condenado.
Está recibiendo clases para lograr su
alfabetización, y desde entonces utiliza su tiempo en trabajar dentro
del recinto. Dice que sólo se siente un poco bien en dos lugares, en la
escuela y la iglesia.
Agrega que es muy triste ver cómo se pierden los amigos. “Yo creía que iban a venir más”.
Procuraduría registra 14,248 denuncias por violencia Durante
el primer trimestre de este año, la Procuraduría General de la
República registra 14,248 casos de denuncias de violencia de género e
intrafamiliar.
En ese mismo período también se reportan 1,977 casos de denuncias sobre delitos sexuales.
En violencia de género, los tipos más frecuentes son la física y la verbal y psicológica, registrando 1,892 casos.
Según
los registros preliminares de esa institución, en las denuncias de
violencia intrafamiliar incide la física, verbal y psicológica, y la
patrimonial, con un total de 12,356 casos.
En enero pasado el sistema registra 954 casos de violencia de género; en febrero 508 casos y en marzo 430 casos.
En
violencia intrafamiliar, en enero la Procuraduría General de la
República recoge 4,663 casos de denuncias, en febrero 4,062 casos y en
marzo 3,631 casos.
En torno a los delitos sexuales, las
estadísticas preliminares de la Procuraduría General de la República
recogen denuncias de agresiones sexuales, violaciones sexuales, acosos,
seducción a menores e incesto.
En este renglón, la agresión sexual
es la más frecuente. En enero, por delitos sexuales se registraron 739
denuncias; en febrero 639 y en marzo pasado 599.
En el renglón de
la violencia de género, la violencia física registró los 656 casos de
denuncias en los tres meses computados y la verbal y psicológica alcanzó
los 1,236 casos.
En lo referente a la violencia intrafamilar, la
física registra 5,693 denuncias en el período de tres meses; la verbal y
psicológica un total de 6,336 casos de denuncias y la patrimonial unos
327 casos.
De enero a marzo del 2014, la Procuraduría registra 679 casos de agresión sexual y 304 denuncias de violación sexual.
En
torno al acoso sexual en ese período se reportaron 176 denuncias; en lo
referente a seducción de menores registra 646 casos de denuncias y con
relación al incesto el número de denuncias registradas Recinto. En el
Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo es de 172.
Comentarios
Publicar un comentario