El afán del dictador por apropiarse de los ingenios y la producción de azúcar
El dictador Rafael Leonidas Trujillo inspecciona un campo de caña en Boca Chica, en el año 1946.
Cuando asumió el poder en 1930 el general Rafael Leonidas Trujillo
estaba inmerso en todas- las actividades comerciales, con excepción de
la producción de azúcar y sus derivados. Enterado de los grandes
beneficios que genera esa actividad agroindustrial siete años después
“El Jefe” instaló una oficina en el Palacio Nacional que se ocupó de
promover una industria azucarera netamente dominicana.
Laboraban en esa oficina el licenciado Rafael F. Bonelly, el
puertorriqueño Carlos Chardón, licenciado Juan Contín, José Antonio
Jiménez Alvarez, Enrique Ubrí Garcia, el secretario particular de
Trujillo, Amable Tejeda y Anselmo Paulino Alvarez. Puede decirse un
equipo todos estrellas.
Para esa oportunidad la producción azucarera local era de alrededor
de 500 mil toneladas, cifra que aumentó considerablemtne a mediados del
año 1951 con la entrada en operación del ingenio Río Haina, uno de los
más grandes del hemisferio y el Catarey, ubicado en Villa Altagracia, y
en cuya instalacion se utilizó maquinarias del central Santa Bárbara, de
Puerto Rico, y del ingenio Las Pajas, de San Pedro de Macorís.
Hasta 1958, Trujillo habia adquirido mediante diferentes modalidades
los centrales Boca Chica, Ozama, Amistad, Porvenir, Montellano,
Quisqueya, Consuelo y Santa Fe.
Eufórico por las grandes ganancias
recibidas por la exportación de azúcar, melazas y otros derivados el
generalísimo diseña estrategias de contactos con la legendaria familia
Vicini, propietaria de los ingenios CAEI, Angelina y Colón, y a tal
efecto convoca a su despacho al empresario Juan Bautista Vicini (don
Gianni), a quien presentó tentadoras ofertas por la venta del central
CAEI.
El empresario escuchó tranquilamente las propuestas del dictador pero
le advirtió que antes de asumir cualquier promesa u oferta de compra
“tendré que viajar a los Estados Unidos, donde están depositados los
títulos de propiedad de nuestros ingenios”.
Cuando llegó a Nueva York Vicini se unió a los exiliados dominicanos radicados en la urbe, desde donde emprendió ofensivas que dieron al traste con la vida de “El Jefe”, la noche del 30 de mayo de 1961. Don Gianny retornó al país una vez se anunció la desaparición física del dictador.
Antes de sus contactos con don Gianni, Trujillo concibió la idea de
trasladar el ingenio Santa Fé, desde San Pedro de Macorís hasta la
comunidad de Matanzas, Baní, con el deliberado propósito de mortificar a
los Vicini, propietarios del central CAEI, ubicado a pocos kilómetros
de la ciudad sureña.
“El Jefe” instruyó a los secretarios de Obras Públicas y Agricultura,
al igual que al director de la Corporación Azucaera (hoy CEA) para que
iniciaran los trabajos de desmontes y acondicionamiento de grandes
extensiones de Matanzas y sus alrededores para empreder la siembra de
caña.
El nuevo proyecto no fue bien acogido por los banilejos que
censuraron la sustitución de las actividades productivas de bienes
alimenticios por plantaciones de caña. El síndico don Fabio Herrera
Cabral hizo público su disgusto con la idea del nuevo ingenio, posición
que hizo llegar por canales de confianza hasta el dictador.
Descartada la idea del traslado del ingenio a Baní los colaboradores
del generalísimo se enteraron que la idea del dictador no era más que un
proyecto político dirigido a mortificar a la familia Vicini por la
decisión de don Gianni Vicini de incorporarse al exilio.
“Yo he amenazado con instalar un ingenio en Baní para mortificar a
doña Amelia Cabral viuda Vicini, que es una jodona”, expresó
confidencialmente Trujillo al director de la corporación azucarera
estatal, Hans Wiese Delgado, quien lo recoge en su libro “Trujillo:
amado por muchos, odiado por otros, temido por todos”. Doña Amelia era
la madre de Gianni. Wiese afirma que refiriéndose a doña Amelia “El
Jefe” continuó diciendo: “Ella siempre está protegiendo a las personas
desafectas a mi gobierno.
Ahí está la prueba: Peña Batlle, Viriato Fiallo y Severo Cabral y
Manuel de Ovín Filpo. A ese lo tuve que botar del Río Haina por
inservible.. Ese españolito sólo es una postalita. Le di albergue en el
país en el (año) 54, lo puse a trabajar en el Central Río Haina y me
resultó ser un fracaso”.
Visiblemente enojado y refiriéndose a Ovín expreso: “Siempre estaba con la ropa planchadita después de ir a inspeccionar los campos de caña. Se ve que no iba a ningún campo. Era un vago, por eso lo boté.
Ahora lo
último es que doña Amelia vive conspirando con Viriato para tumbar mi
gobierno…
Ella cree que yo no lo sé, pero yo estoy informado de todo, yo
estoy muy bien enterado. Yo estoy muy enterado de todo, tengo mi gente
allí dentro de sus oficinas, yo sé todo lo que pasa allí y lo que
piensan hacer… Tengo mi hombre de confianza enquistado en la
organización de los Vicini… Y yo lo sé todo…
Originalmente el ingenio de la familia Vicini se llamaba Central
Italia, pero cambió de nombre a CAEI (Compañía Anonima de Explotaciones
Industriales), a principios de diciembre de 1941, cuando Trujillo
declaró la guerra a Italia, Alemania y Japón).
Comentarios
Publicar un comentario