Anhelan un milagro para nochebuena




TRISTEZA, LOS HERMANOS Y SU ABUELA SE ALIMENTAN DE LA CARIDAD, MIENTRAS SU MADRE LUCHA POR SOBREVIVIR AL CÁNCER Y AL TRAUMA DE UNA VIOLACIÓN SEXUAL

Santo Domingo

La mesa está vacía y ha estado así por mucho tiempo. Reynaldo no recuerda cuándo fue la última vez que probó un bocado de su comida favorita, arroz y habichuelas, pero esta Nochebuena, él solo sueña con una cosa: “Que mi familia esté unida”.

Sentado en una desgastada silla, con sus manos y pequeño rostro sobre la mesa, Rey, como le llaman sus hermanos, espera alguna noticia sobre la salud de su madre, a quien asegura que ayudará cuando crezca.

Su progenitora padece de cáncer y ha estado varios días ingresada en el hospital, por lo que el pequeño de diez años, sus tres hermanos y su abuela de edad avanzada, tienen que hacer malabares para comer.

“A veces cenamos”, dice, mientras recuerda que en ocasiones se alimentan por la caridad de sus vecinos.

El tener una cena en Nochebuena es solo un sueño, pues hay días que no comen, y los que sí, un pequeño plato de arroz blanco para todos.

Miseria
Cada día al salir el sol, Reynaldo Domínguez y sus hermanos, Graciela de 13 años, Adonis de 15 y Rosanna de 18, buscan que alguien les regale un poco de comida y de no ser posible languidecen por el hambre.

Rosanna la mayor, limpia y lava ropas en las casas del sector Pantoja, donde ofrece el servicio por algún plato de comida o 50 pesos para llevar bocado a su familia.

La abuela, doña Dulce, a quien su memoria por ratos la traiciona, dice que tiene 68 años, pero así no lo expresa su desgastado rostro.

Al igual que los niños, la dama recorre varios metros en busca de comida. “Ella sale a pedir cada vez que nos ve con hambre”, dice Rosanna con tristeza No conocen a su padre, solo recuerdan que se llama Anselmo y que nunca los ha visitado. Reynaldo tiene otro progenitor, pero al igual que sus hermanos nunca ha sabido de él.

Sus posesiones
No hay baño, solo un roto inodoro en el patio trasero de la deteriorada casa de madera vieja y zinc, ubicada en el sector Pantoja, en la calle Armonía, cerca de la puerta del cementerio Cristo Redentor.

Sus posesiones son pocas, pues lo que se observa en la pequeña vivienda es prestado o donado por algún vecino.

A causa de la enfermedad, su madre Graciela María Domínguez, no pudo seguir trabajando por lo que su situación económica empeoró y han sobrevivido hasta entonces de la caridad.

Unas cuantas sillas maltratadas adornan la casa, al igual que una mesa, una estufa corroida y tres camas viejas que les fueron regaladas.

Dentro de la casa inclinada hacia la izquierda, casi a punto de derrumbarse, hay una nevera prestada por una hermana de su madre, a quien aseguran no ven con frecuencia. Sus ropas y zapatos también son regalados por vecinos o por aquellos a quienes les brindan algún servicio de limpieza.

(+) “UN SUEÑO TRAS EL DOLOR
“Quisiera tener a mi familia unida”, repite una y otra vez Reynaldo, al afirmar que ese es su sueño de Nochebuena.

Al estar su madre en un hospital y no tener alimentos para cenar, ese es su anhelo, el mismo que confirman sus hermanos y su abuela Dulce.

Rey quisiera ser ingeniero o arquitecto, si pudiera estudiar, pues él y sus hermanos no van a la escuela.

“Yo quiero ayudar a mi mamá”, dice cabizbajo, como si sintiera lástima de sí mismo.

En Nochebuena quisieran comer manzanas, uvas y algo más que sólo arroz, con la mejor de las compañías, su madre.

Dolor
La tristeza ha invadido sus vidas, desde aquel día en que su madre fue golpeada y violada durante un atraco cuando se dirigía a su lugar de trabajo.

Su progenitora, conocida entre los vecinos como Raquel, hace casi dos años llegó a su casa con una herida en el seno derecho.

Hoy tiene cáncer, causado por los tres hombres que la maltrataron.

Los hermanos han tenido que luchar junto a su madre Graciela Domínguez (Raquel), quien está ingresada en el Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares (INCART), desde hace varios días.

Para Ayudar
Para ayudar a estos hermanos y su familia pueden comunicarse al teléfono 809-260-6469.

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