La Armada ataca tráfico de drogas con propio presupuesto
LA COMANDANCIA LE RINDE UN HOMENAJE A LISTÍN DIARIO EN VÍSPERA DEL 125 ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN
Santo Domingo
La Armada Dominicana no ostenta hoy aquel poder descomunal que la situó hace más de seis décadas entre las fuerzas más poderosas del área, pero sigue siendo hoy una institución probada en el valor de sus hombres frente a desafios, asistencia ante calamidades y hasta sacrificio personal frente a carencias económicas.Con una maquinaria que se mueve constantemente sobre aguas marinas, vigilando las costas, trabajando en rescates o persiguiendo ilícitos, los marinos exhiben hoy algo muy escaso en estos tiempos: control en el gasto y buen sentido del ahorro.
De cuanto se conoce, su presupuesto se ha movido poco durante buen tiempo, pero desde la alta jerarquía de ese cuerpo armado hasta los rangos más bajos del escalafón, nadie se ha quejado por eso. Han seguido cargando una responsabilidad enorme en el combate al narcotráfico en su incursión a través del mar.
El comandante general de la Armada, el vicealmirante Edwin R. Dominici Rosario, está a gusto con su trabajo de dos años al frente de la Armada, conforme de la lealtad y honradez de sus subalternos y honrado con el sello de eficiencia puesto en la administración de los recursos puestos en el fardo de esa rama militar.
El alto mando de la Armada habló ayer sobre este y otros temas de carácter militar en un almuerzo con el director y el subdirector de Listín Diario; con el jefe de Información, Tomás Aquino Méndez y el editor de Justicia, Guillermo Pérez, en el que la institución rindió un homenaje a este diario en la base naval de Sans Souci, ante la conmemoración mañana, viernes, del 125 aniversario de su fundación.
En lugar de quejas por un presupuesto atascado, los marineros se la han ingeniado para sacar ventajas en medio de sus dificultades.
La intensa labor del narcotráfico y las oleadas migratorias de haitianos también consumen tiempo y recursos a la Armada. De esto, Dominici resaltó que durante sus dos años al frente de ese cuerpo se ha trabajado duro y con firmeza. “Aquí se le ha cerrado el paso a los narcos. Aquí no hay componendas. El problema es cuando hay componenda del sector oficial, del sector militar”.
Preguntado sobre cómo se maneja ante tantos compromisos, dijo: “Tenemos el mismo presupuesto, con combustible y todo, pero nosotros hemos eficienciado los recursos que se nos han asignado”. Los marineros han demostrado eficiencia en las misiones y han recibido incentivos y preparación. Esos recursos “se los quitamos a los que estaban barajando. Expulsamos a aquellos que no estaban trabajando y le pusimos incentivos a los que sí lo hacían; así mantenemos un control”, dijo el jefe de la Armada.
Lograr eficiencia en medio de evidentes carencias parece una proeza de los marinos.
(+)
?CAPACIDAD Y HABILIDAD PUESTAS A PRUEBA?
Sin una práctica de “trucos” administrativos, una gestión de tanta envergadura y gastos constantes para cumplir con la misión de salvaguarda de la nación como “centinelas del mar”, la Armada no habría podido lanzar sus naves al agua.
Un ejemplo de cuán enormes son los gastos que implica un trabajo eficiente contra los flagelos que más retan la integridad del país lo manifiesta el oficial al informar de que a cada servicio en lanchas rápidas, de las que han donado los Estados Unidos, con una capacidad de 400 galones de gasolina premiun, se van en un ratito”.
Además, dijo, todo depende de la intensidad de los operativos, “para interceptar una embarcacion depende del tiempo y la distancia”, anotó.
Otra pericia de la Armada, en su esfuerzo por eficienciar la administración de recursos, está presente en los casos cuando Colombia, Estados Unidos o la DNCD le informa de alguna embarcación con salida de las costas colombianas o venezolanas.
“Cuando es puntual (la información) y nos dicen que viene a tal velocidad, nosotros sacamos nuestras embarcaciones; esperamos que se aproximen”, dijo el oficial. “No andamos loqueando, porque nos quedamos sin combustibles”, dijo. La idea es dejarles navegar, para atraparlos a la llegada, sin gastar gasolina.
De ahí una explicación de su trabajo continuo, a pesar de tener pocos recursos.
Santo Domingo
La Armada Dominicana no ostenta hoy aquel poder descomunal que la situó hace más de seis décadas entre las fuerzas más poderosas del área, pero sigue siendo hoy una institución probada en el valor de sus hombres frente a desafios, asistencia ante calamidades y hasta sacrificio personal frente a carencias económicas.Con una maquinaria que se mueve constantemente sobre aguas marinas, vigilando las costas, trabajando en rescates o persiguiendo ilícitos, los marinos exhiben hoy algo muy escaso en estos tiempos: control en el gasto y buen sentido del ahorro.
De cuanto se conoce, su presupuesto se ha movido poco durante buen tiempo, pero desde la alta jerarquía de ese cuerpo armado hasta los rangos más bajos del escalafón, nadie se ha quejado por eso. Han seguido cargando una responsabilidad enorme en el combate al narcotráfico en su incursión a través del mar.
El comandante general de la Armada, el vicealmirante Edwin R. Dominici Rosario, está a gusto con su trabajo de dos años al frente de la Armada, conforme de la lealtad y honradez de sus subalternos y honrado con el sello de eficiencia puesto en la administración de los recursos puestos en el fardo de esa rama militar.
El alto mando de la Armada habló ayer sobre este y otros temas de carácter militar en un almuerzo con el director y el subdirector de Listín Diario; con el jefe de Información, Tomás Aquino Méndez y el editor de Justicia, Guillermo Pérez, en el que la institución rindió un homenaje a este diario en la base naval de Sans Souci, ante la conmemoración mañana, viernes, del 125 aniversario de su fundación.
En lugar de quejas por un presupuesto atascado, los marineros se la han ingeniado para sacar ventajas en medio de sus dificultades.
La intensa labor del narcotráfico y las oleadas migratorias de haitianos también consumen tiempo y recursos a la Armada. De esto, Dominici resaltó que durante sus dos años al frente de ese cuerpo se ha trabajado duro y con firmeza. “Aquí se le ha cerrado el paso a los narcos. Aquí no hay componendas. El problema es cuando hay componenda del sector oficial, del sector militar”.
Preguntado sobre cómo se maneja ante tantos compromisos, dijo: “Tenemos el mismo presupuesto, con combustible y todo, pero nosotros hemos eficienciado los recursos que se nos han asignado”. Los marineros han demostrado eficiencia en las misiones y han recibido incentivos y preparación. Esos recursos “se los quitamos a los que estaban barajando. Expulsamos a aquellos que no estaban trabajando y le pusimos incentivos a los que sí lo hacían; así mantenemos un control”, dijo el jefe de la Armada.
Lograr eficiencia en medio de evidentes carencias parece una proeza de los marinos.
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?CAPACIDAD Y HABILIDAD PUESTAS A PRUEBA?
Sin una práctica de “trucos” administrativos, una gestión de tanta envergadura y gastos constantes para cumplir con la misión de salvaguarda de la nación como “centinelas del mar”, la Armada no habría podido lanzar sus naves al agua.
Un ejemplo de cuán enormes son los gastos que implica un trabajo eficiente contra los flagelos que más retan la integridad del país lo manifiesta el oficial al informar de que a cada servicio en lanchas rápidas, de las que han donado los Estados Unidos, con una capacidad de 400 galones de gasolina premiun, se van en un ratito”.
Además, dijo, todo depende de la intensidad de los operativos, “para interceptar una embarcacion depende del tiempo y la distancia”, anotó.
Otra pericia de la Armada, en su esfuerzo por eficienciar la administración de recursos, está presente en los casos cuando Colombia, Estados Unidos o la DNCD le informa de alguna embarcación con salida de las costas colombianas o venezolanas.
“Cuando es puntual (la información) y nos dicen que viene a tal velocidad, nosotros sacamos nuestras embarcaciones; esperamos que se aproximen”, dijo el oficial. “No andamos loqueando, porque nos quedamos sin combustibles”, dijo. La idea es dejarles navegar, para atraparlos a la llegada, sin gastar gasolina.
De ahí una explicación de su trabajo continuo, a pesar de tener pocos recursos.
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